Rayuela
Si tuviera que definir como me sentía al cabo de 30 páginas y cómo me siento ahora, creo que optaría por algo en la línea de "la fascinación de lo incomprensible". Al principio me hacía gracia ver las referencias literarias y los pensamientos paranoides de los protagonistas (te hace sentir menos solo en el mundo) Pero luego me di cuenta que eso era todo, que las disquisiciones freudianas no eran parte de la presentación de los personajes, sino la historia en sí misma. Y ahí me perdí.
Quizás si lo vuelvo a leer dentro de muchos años, cuando mi nivel de referencia cultural haya aumentado exponencialmente, me encantará. O quizás lo leí demasiado tarde en la vida y ya no me impactan las tragedias tontas de los protagonistas y lo único que quiero es darle un par de tortas a Horacio para que espavile de una maldita vez.
Recomendación: leer los capítulos prescindibles junto con el resto de la historia, porque si no, resultan bastante infumables. Yo pensé que me aportarían los datos que parecen faltarles a esta historia descoyuntada y amorfa, envuelta permanentemente en humo denso de porro de maría, pero resulta que no. Que sólo aporta más referencias literarias incomprensibles a mi mente limitadísima y a mi memoria caótica, perteneciente a la generación visual-televisiva.
En resumen: si estais deprimidos, desesperados y quereis revolveros un poco más en la desgracia, es una lectura bastante recomendable, porque de verdad que está muy bien escrito, y Cortázar tiene una cultura de biblioteca nacional impresionante. Desaconsejado como lectura de verano, sol, playa, alegría o como compañero de metro.
Quizás si lo vuelvo a leer dentro de muchos años, cuando mi nivel de referencia cultural haya aumentado exponencialmente, me encantará. O quizás lo leí demasiado tarde en la vida y ya no me impactan las tragedias tontas de los protagonistas y lo único que quiero es darle un par de tortas a Horacio para que espavile de una maldita vez.
Recomendación: leer los capítulos prescindibles junto con el resto de la historia, porque si no, resultan bastante infumables. Yo pensé que me aportarían los datos que parecen faltarles a esta historia descoyuntada y amorfa, envuelta permanentemente en humo denso de porro de maría, pero resulta que no. Que sólo aporta más referencias literarias incomprensibles a mi mente limitadísima y a mi memoria caótica, perteneciente a la generación visual-televisiva.
En resumen: si estais deprimidos, desesperados y quereis revolveros un poco más en la desgracia, es una lectura bastante recomendable, porque de verdad que está muy bien escrito, y Cortázar tiene una cultura de biblioteca nacional impresionante. Desaconsejado como lectura de verano, sol, playa, alegría o como compañero de metro.
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